Venimos de cerrar el rastrillo. Atrás han quedado los malos ratos, que los ha habido como en toda empresa humana, pero delante queda el rastro de Dios.
Se ha conseguido una recaudación total de 6.615,71 €, una pequeña gran aportación para las obras de restauración de la Iglesia del Carmen. Pequeña en relación a su cuantía total, pero grande, grandísima, en ilusión, esfuerzo, entrega y generosidad.
Para los cristianos nada pasa por casualidad, por lo tanto tampoco lo son las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy, cuando clausuramos el rastrillo de este año: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno». No se si será muy pretencioso aplicarnoslo a nosotros, pero por colaborar en el rastrillo se han dejado casas, familias y haciendas. Se han acomodado vacaciones, se han dejado reuniones familiares, se ha renunciado a muchos planes alternativos y apetecibles por poder hacer turnos, la disponibilidad de los colaboradores ha sido impresionante. También la hacienda se ha dejado allí, los objetos donados han sido de muy buena calidad, y han sido muchas las personas que se los han llevado sólo porque era para la Iglesia. Hemos oído muchas veces decir “en realidad no lo necesito, pero quiero colaborar”, o “vamos a llevarnos algo, que es un rastrillo parroquial”, ha habido quien, incluso, sin llevarse nada ha dejado donativos. Y todo, en definitiva, por Jesús y por el Evangelio. Así que el ciento por uno anunciado también lo debemos y podemos esperar.
Es una más de sus señales que tiene que llevarnos a tener plena y absoluta confianza en El, y en que reuniremos los recursos económicos necesarios para terminar de pagarla. La verdad es que, como hombres que somos, nos daría más tranquilidad el tener ya el dinero en el bolsillo, pero como cristianos vamos a tener más que eso, mucho más que una simple tranquilidad. Vamos a fortalecer nuestra fe viendo el milagro de que vaya llegando cuando lo vayamos necesitando; seguiremos viendo, como con el rastrillo, que no solo nos da dinero, también tantas amistades como se han hecho; confidencias, alegrías y sufrimientos que se han compartido; la oportunidad de renunciar a nosotros mismos a favor de los demás y el saber que otros renuncian a algo por ti; el conocernos más en nuestras fortalezas y debilidades; el que podamos comprobar el poder de la oración,…, en fin, tantas cosas, en definitiva, sentir el “vértigo” de ser cristianos.
Quizá tengamos que terminar pidiendo el préstamo al banco, pues sin problemas, se pide, a lo mejor Dios necesita que trabajemos todos juntos más tiempo para que nos demos cuenta de verdad de que detrás de todo esto está El, y confiemos y descansemos.
El sabrá, pero lo que sí está claro, y es un mensaje que nos envía también en el Evangelio de hoy, es que TODO ES POSIBLE PARA DIOS, incluso el arreglar nuestra Iglesia del Carmen.